Falso9blog

Para Falcao, la llegada a un nuevo club, independientemente que sea un grande, proyecto de grande o derivados no es motivo de progresiva adaptación. El colombiano hace nada que ha llegado a AS Monaco, del que se supone que se espera un futuro ilusionante, como mínimo, por lo que la presión de la nueva plantilla aumenta a medida que la afición del Principado va cargando expectativas, a la altura de muy pocos, sobre las espaldas de sus jugadores. Parece que eso no parece suficiente para el “tigre”, del que, jornada tras jornada, aparecen titulares anunciado un gol suyo, por lo menos.

Radamel Falcao llegó este verano, dejando un dineral en las arcas de su antiguo club, que no podrá quejarse, en absoluto, de él. En el Atlético de Madrid, dejó registros que quedarán en la retina de muchos aficionados colchoneros, sobre todo a nivel colectivo. Claro que, cuando llegó a la capital, ya se sabía que, individualmente, Falcao iba a ser un gran fichaje, es más, un goce para los aficionados. Pero lo más importante era saber si éste iba a ser uno de los protagonistas, o participantes, de una nueva época dorada en el Atlético.

Lo cierto es que, en dicho momento, pensar en que ese podía ser el inicio de una etapa exitosa era una tónica demasiado repetitiva en las últimas temporadas, fácilmente comparable con la ansiada décima de su eterno rival, el Real Madrid, con lo que las conclusiones del aficionado se reducían a creer en ello, pero sin evitar tener en mente lo que ocurría temporada sí, temporada también. La llegada de Falcao fue como una inyección de adrenalina de golpe, junto con la llegada del “Cholo”. Era un coche muy sucio, lavado de tal forma que ahora parece nuevo, pero del que, en realidad, se ha cambiado poco, a nivel de plantel.

Es decir, no solo el entrenador contribuyó a que el Atlético sea ahora uno de los equipos más temidos a nivel internacional, el paso de Radamel también ha sido un punto de inflexión en este equipo. Incluso jugadores que, se suponía, que iban a dar más a este Atlético, antes de su incorporación, como son Forlán o Agüero, no consiguieron lo que ha logrado este fenómeno. No quiere decir eso que esos dos fueran sinónimo de un periodo para borrar en el historial rojiblanco, es más, esos dos también consiguieron títulos. Sin embargo, Falcao, junto con su ex entrenador son las piedras angulares de un Atlético que ha sido otro.

Por eso, no me extraña nada que en Mónaco se alcancen esas, anteriormente citadas, excesivas expectativas sobre este nuevo equipo. El  delantero ha rendido en todos sus equipos. Tanto es así, que en el estadio Do Dragao y en el Vicente Calderón, a día de hoy, les cuesta olvidar la que fue su estrella, aún estando estos dos en lo más alto, o luchando por estarlo.

Claro que aportó goles, pero en lo que Falcao se diferenció, sin duda, del resto, fue aparecer cuando más se le necesitaba y, sobre todo, por su carácter. Ese jugador capaz de contagiar a un estadio de su rabia y motivación es un jugador que tiene más fácil ganarse a su afición. Un jugador que celebraba todos los goles como si de una final o del último de su carrera se tratase. Ese “killer” que marca en, prácticamente, todas las finales es, evidentemente, un tipo del que cuesta olvidarse, y éste es Falcao.

Y si parecía que ahora Falcao se iba a conformar con lo ya logrado… ¡Error! Ahora más que nunca, tiene la motivación de lograrlo con el Monaco, de entrar en Champions, de ganar una liga, de contrarrestar al poderoso PSG, de competir con los mejores del continente. Su misión ha empezado, y de momento no va mal encaminado, habiendo marcado 7 goles en liga, siendo el Pichichi de la competición, una auténtica barbaridad, sin duda, lo que está haciendo este hombre.

Artículo por @XescRipoll