viernes, 23 de agosto de 2013
Normalmente Twitter o las demás redes sociales me sirven para aclarar un poco mis ideas o para expresarme, yo mismo, de ciertos asuntos o temas variados. Ayer, no obstante, parecía que dichas plataformas copiaban y pegaban, todos estaban de acuerdo. Por una vez, había algún tema que encajaba en todo el mundo. Raúl por aquí, Raúl por allá. Leyenda, historia, mito, grande, pasión, etc., eran muchas de las palabras que se usaban para definirlo. No estoy alagando las redes sociales, sino al gran y eterno capitán. Raúl consiguió que, por momentos, en las redes sociales, todos opináramos lo mismo.
Raúl (36) marca el día de su homenaje
Madridistas y barcelonistas, merengues y culés, daba igual. Ayer la red social servía para agradecer el palmarés, o, simplemente, el existir de Raúl. Yo, personalmente, lo que vi ayer, me impactó. No por el homenaje, ni aplausos, ni por el palmarés, que también, sino porque en mi vida he visto y dudo que veré nada igual. Con lo espeso que es el Bernabéu, a todos los balones que caían en sus botas proseguían cánticos que superarían la celebración de un gol en domingo, ¡increíble!
Ya se esperaba un gran recibimiento, pero es que ni el propio Raúl sabía dónde ponerse. Salta al campo, sube al palco, saluda al rey, a sus hijos, su mujer, al presidente, baja, da la vuelta al campo para agradecer a la gente, bromea con Cristiano, da la mano a sus ex compañeros… En fin, un recital de hechos extraños que duraría sus diez minutos. El pobre ya estaría cansado antes de empezar. Pero lo queríamos todos, queríamos ver la reacción del Bernabéu, la de sus compañeros, la de sus ex, como Cristiano, que probablemente se le pondría la piel de gallina al verlo, como a todos, pero quién sabe que va a ser de Crisitiano en los próximos 10 años, ¿y si él también marca una época?



Raúl bate a Cañizares en la final de UCL (2000)
Al grano, el “7” y capitán de los blancos en la primera parte, empezó el partido con más ganas que el día de su debut. No quería perder tiempo, se ofrecía, presionaba, se desmarcaba, etc., y, como era de esperar, marcó. Da la sensación de que, aún teniendo 76 años, Raúl va a seguir marcando goles, es un genio como él solo. Incluso probó la chilena al filo del descanso, pero se le marchó muy arriba. Si en la primera parte ya mostró detalles de su eterna calidad, en la segunda, con el Al-Sadd, ejerció de organizador. Iba por libre, se movía por todas las partes del campo. Hasta asistió a la espalda de Pepe en dos ocasiones con una elegancia… La primera con el exterior, y la segunda, marcándose una carrera de desde el medio del campo y aguantando hasta el último momento, al límite del fuera de juego. A su pase le prosiguió una especie de pared larga que él mismo hubiera podido convertir, pero a la que no llegó.

Raúl manda callar al Camp Nou
El partido finalizó 5-0, pero ayer el partido era lo de menos. Si en lugar de un partido se hubiera celebrado una cena en el terreno de juego, con espectadores incluidos, la fiesta hubiera sido la misma, o al menos había esa sensación. Fueron unas 4 horas de reconocimiento express a un jugador fiel. Digo fiel, porque es la palabra que encaja con cualquier adjetivo, y los adjetivos para calificar a Raúl son demasiados. Carismo de su afición, por ser fiel, pasión por su escudo, fidelidad, compromiso, fidelidad, histórico por haber estado 16 años dando el máximo, fidelidad, etc.
No podían faltar los capotazos
Raúl ha sido tanto para el Madrid. Ha habido muchísimos jugadores grandes en la historia madridista: Di Stefano, Gento, Santillana, Puskas, Hierro, Zidane…, pero Raúl siempre demostró ser diferente y fue él mismo quien marcó las diferencias de la historia, su palmarés lo abala. Fue tan listo que cuando vio llegar lo malo vio el momento de poner fin a su trayectoria blanca. La llegada de Mou no le convenció, y las consecuencias son que ni enfrentó al portugués ni a la afición, como está pasando con otros símbolos de la casa blanca, no hace falta decir nombres.


Raúl nos dejó su huella, con la mítica cucharita, besándose el escudo, haciendo callar al Camp Nou, pero haciendo que su propio enemigo lo respete ahora mismo, porque muchos culés querían que Raúl ayer marcara. La dejó con títulos, goles, gestos, detalles, sencillez y trabajando. Fue, es y será un ejemplo para generaciones más jóvenes e incluso para muchos jugadores que ayer disputaban el partido, que tocaron con las manos que es ser querido por méritos.¡ Histórico RAÚL!

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