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Es mundialmente conocida la idea por la cual intentamos disfrutar el último trozo de pizza más que el resto. Difícil asimilar que tal delicia esté a punto de agotarse. A David Villa, como a nuestra pizza, tan solo le quedaba una porción de tiempo para hacernos disfrutar, futbolísticamente hablando, y Barcelona tan solo era un lugar donde resignarse mientras el banquete se lo daban otros.

La opción era salir y la decisión estaba tomada, pues nadie contaba con que el número 7 siguiera ocupado a partir de este verano en el Camp Nou. Tras una lesión de gravedad y dos años en los que las sombras han ocultado los destellos del “Guaje”, su fútbol parecía responder a un desvanecimiento paulatino hasta perderse en el paso del tiempo.

Las opciones de Arsenal  y Tottenham eran escaparates demasiado amplios para un rendimiento más que incierto. Surgió la opción rojiblanca y poco tuvo que pensar David Villa para dar el sí al club colchonero. Las ventajas son obvias: se queda en España, ante una afición que conoce y respeta su figura (pichichi nacional), en un equipo Champions y afrontando una temporada que se antoja ilusionante. David Villa eligió al Atleti y todo lo que ello conlleva.

La historia del Atlético de Madrid con sus delanteros  es un romance que, a pesar de ser pasajero, siempre acaba satisfaciendo a ambos. Fernando Torres, Kun Agüero, Forlan o Falcao, el encargarse del gol rojiblanco tiene un alto un listón que nadie pretende bajar. La historia del último idilio, Falcao, fue corta, pero su sombra es demasiado amplia y el hueco a rellenar demasiado extenso. David llega en un momento totalmente diferente al que disfruto “el tigre” en el Calderón: mientras que el colombiano vivió allí en su mejor etapa, Villa llega para acabar de demostrar que sigue vivo.

La misión esta temporada, como la de todo campeón del mundo en Sudáfrica, es estar en el Mundial de Brasil. Las comparaciones (numéricas) con Falcao son inevitables y deberá dar su mejor nivel para no acabar pisoteado por la sombra de sus antecesores. Su experiencia y sus casi 32 años son más que suficientes para darse cuenta de la dificultad que supone recordar en el Atlético a aquel que fue en Valencia. Pero si hay un lugar y un momento adecuado, es aquí y ahora.

Villa, eligiendo al Atleti, demuestra ganas y ambición, querer sentirse importante y vivir en la élite unos últimos años que, antes de este fichaje, se daban ya por pasados. Tras dos temporadas en las que las sombras ahogaron los destellos, mi confianza en que su figura se rearmara para formar al menos algo parecido a lo que fue era mínima. Pero su fichaje por el Atleti me ilusiona. Es un club en el que no esperábamos verle y un lugar en el que se siente feliz. El escudo rojiblanco rejuvenece su figura y ahora veo por llegar el mejor de sus goles. Porque lo barato sale caro, pero nunca podrá usarse esto para definir el fichaje de David Villa.

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Artículo por @martinisssss