miércoles, 1 de mayo de 2013

Como hace un año, la afición del Real Madrid abandonaba el Santiago Bernabéu sabiendo que no jugará en la final después de verse en ella. Los madridistas necesitaban remontar el 4-1 de la ida y poco les faltó para lograrlo.

Cristiano (28) se lamenta
El partido empezó como imaginábamos todos. El planteamiento de Mou, dejando a Khedira en el banquillo para incorporar a Modric, significaba colocar a 5 jugadores ofensivos, con los que tener balón y ocasiones, además de presión muy arriba. Los bancos salieron en tromba, robando balones rápidamente y creando. Higuaín tuvo la primera en el inicio de partido, un mano a mano que paró Weidenfeler. Poco más tarde, Cristiano controló con el pecho un pase milimétrico de Di María, para disparar de manera directa contra el pecho del portero. Pero la más clara llegó de los pies de Özil. El alemán volvió a quedar solo frente a Weidenfeler. Los aficionados ya cantaban gol, pero su disparo se fue desviado incomprensiblemente. Con 0-0 en el marcador al término de los primeros 45 minutos, el Madrid debía recurrir, como hace habitualmente, a la épica.


Así pues, la segunda parte empezó igual que la primera, pero sin ocasiones, lo que apagó al público y, consecuentemente, a los jugadores, que, a medida que pasaba el tiempo, perdían las esperanzas. Además, Mou tiró la casa por la ventana dando entrada a Kaká por Coentrao. De esta manera, solo quedarían atrás tres defensas, algo que aprovechó el conjunto de Klopp. Los alemanes tuvieron dos clarísimas para sentenciar la eliminatoria, pero primero Diego López con una parada antológica, que nos recordó al mejor Casillas, y luego la defensa, lo impidieron. Eso dio fuerzas al Madrid, que no se rendía, y en el 83 llegó el primero. Un balón largo que cabeceó Cristiano cayó a los pies de Benzemá, que dejó atrás para que Kaká pudiera abrir a Özil, que puso el centro con la derecha rematado por el francés a bocajarro. El Bernabéu volvía a rugir y celebraba cada córner y saque de banda como si de un gol se tratase. En el 87 Ramos aprovechó un pase atrás de Benzemá para, con la izquierda, meter el balón por el único sitio donde no había defensas. Con ese gol, los madridistas se vieron en la final. Sin embargo, las continuas pérdidas de tiempo del Borussia provocaron que el partido perdiese ritmo y los jugadores lo notaron.


Lo cierto es que, habiendo pasado o no el Madrid a la final, ambos equipos se buscaron, de una manera u otra, su destino. El Borussia fue más equipo de lo que la gente creyó. Su presión asfixiante y el trabajo en defensa se hicieron admirar en media Europa. Éstos han enseñado el camino de lo que tiene que ser el fútbol moderno. Hay un cambio de época, en el que reina el 4-2-3-1, la presión, el trabajo de los centrocampistas y la verticalidad para inventar. El Borussia se clasificó sin tener la posesión.  Klopp buscó evitar las largas posesiones para crear peligro, así de sencillo. El alemán consiguió que una plantilla desconocida haya escrito una historia que va a quedar en la retina de sus aficionados.



Sergio Ramos (27), el espíritu del madridismo
En cuanto al Real Madrid, que es lo que más nos interesa, hay que decir que el fútbol no fue lo justo que fue en la ida. Los de Mou sacaron, por fin, su mejor versión, sobre todo en la primera parte. Fueron superiores, igual de superior que fue el Borussia en la ida. No obstante, el fútbol quiso que el gol llegase en el tramo final del partido y no en ninguna de las tres ocasiones clarísimas de la primera parte. También quiso castigar con un penalti en la ida, que si se hubiera evitado, ahora estaríamos hablando del primer español clasificado para la final. En resumen, la ida les mató, pero la vuelta no hizo lo mismo con los alemanes. Pero de lamentaciones no se vive y, por suerte, esta competición se disputa cada año y, si algo tiene el Madrid, es capacidad para recuperarse.

Futbolísticamente hablando, hay que destacar a  5 figuras en el partido de ayer. Diego López se ha ganado el respeto de la afición y es un portero que va a más. Está demostrando que la decisión de Mou de situarlo de titular no ha sido tan descabellada. Ramos y Varane también demostraron que son la pareja del futuro, ahora mismo, probablemente, la mejor pareja de centrales del mundo. Lo de Ramos ya lo sabíamos, pero lo de Varane está siendo un escándalo. Hay central para rato. Otro con el que el Madrid puede estar muy contento es Modric. El croata, últimamente merece estar entre los titulares. Roba más balones, participa en la creación y saca recursos como el regate en situaciones de límite que desahogan al equipo. Es un aspecto a tener en cuenta de ahora en adelante. Finalmente, Higuaín. El argentino fue muy criticado anoche por su ocasión fallada, pero bien es cierto que estuvo tirando desmarques y ofreciéndose de espaldas continuamente. Estuvo mucho más participativo y se desenvolvió bien frente a Hummels y Subotic, dos centrales que no son difíciles de superar.

Diego López (31) hace un paradón
La cruz de la moneda fueron Cristiano, Özil y Xabi Alonso. El portugués no tuvo su día. Ni en los controles, ni en los disparos, ni en los regates, ayer no quiso salir nada, pero Cristiano es un jugador que merece no ser sustituido, porque puede enchufar una en cualquier momento. En cuanto al alemán, estuvo muy intermitente, pero es lo que tiene Özil. Aún así, asistió a Benzemá en el primero de los goles. Mesut siempre está ahí, el tiempo que no aparece es porque está tramando algo. Y, por último, lo de Alonso fue ayer el resumen de la temporada. El tolosarra no ha demostrado en ningún tramo de la temporada el nivel del año pasado, cosa que ha notado muchísimo el equipo.

En la posterior rueda de prensa, Mou habló de su futuro. El luso aseguró que “es difícil tomar una decisión, en Inglaterra me quieren, tanto medios como afición. Aquí hay mucha gente presente que no me quiere, pero dentro del club me han tratado increíblemente siempre”. Mou, según estas palabras, pone en la balanza la posibilidad de quedarse como un guiño al club, y la de irse, como un deseo que siempre ha expresado. No habló mucho del planteamiento por lo que dio de hablar entre los medios y afición. Se habló de la suplencia de Benzemá, pero lo cierto es que es muy fácil hablar después del partido.

Casillas (31) consuela a Ramos (27)
La conclusión de ayer es que el madridismo se va a acordar de esa noche, y más aún de la ida. La noche de ayer no entrará en esas remontadas épicas que se han sacado durante estos días, pero deberían hacerlo. Lo que importó fue el espíritu. La gente se cachondeó del espíritu Juanito. Anoche, el espíritu Juanito estuvo presente durante los 90 minutos del partido, aunque no se llevase  a cabo la gesta.

Más generalmente, como conclusión a la temporada, la afición puede estar contenta. Temporada tras temporada se va más. Mou y Florentino han vuelto a llevar al Madrid en el lugar que le pertenecía. También hay que recordar que queda una final de Copa para disputarse. 

Eso sí, el error de tirar la liga tan pronto debe tomarse como ejemplo para el año que viene. Finalmente, hay un aspecto que no se ha tenido en cuenta en ningún momento de la temporada y ha sido una de las mayores causas de que el Madrid no esté luchando por la liga, entre otras cosas. El mejor lateral del mundo no ha asistido a ninguna de las grandes citas. Marcelo no pudo aportar alegría en esa banda, en la que se asocia a la perfección con Cristiano.

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Artículo por @XescRipoll


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