jueves, 23 de mayo de 2013

Después de 16 años luchando por mantenerse entre los 20 mejores de España, o incluso luchando por más, el Mallorca afronta las dos últimas jornadas de liga consciente de que solo un milagro le puede salvar. Ya no vale el más mínimo error, no valen las excusas, es ganar o morir.

Tomer Hemed (26), pichichi bermellón
El conjunto, ahora dirigido por Gregorio Manzano, empezó la temporada con un arranque increíble. Cinco jornadas fueron suficientes para ilusionar a una afición que, poco a poco, volvió a la dura realidad. Dos empates, frente a Osasuna (1-1) y Málaga (1-1) a domicilio, y tres victorias en casa, frente a Espanyol (2-1), R.Sociedad (1-0) y Valencia (2-0), hacían presagiar una temporada ilusionante. Pero la liga es muy larga y eso lo sabe muy bien un Mallorca, que, a partir de la jornada 6, empezó a cosechar una racha tan negativa que cambiaron contundentemente los planes.


Manzano (57) deberá ejercer de psicólogo
Caparrós empezó a ser cuestionado. Hasta once jornadas tuvieron que transcurrir para que el equipo volviera a saborear la victoria. La dinámica tenía que cambiar, se debían cambiar los planes. El objetivo ya no era mirar hacia Europa, sino hacia la salvación. El club se dio cuenta de que Zaragoza, Dépor, Celta, Osasuna y compañía eran los equipos con los que competir. No obstante, el club siempre mostró su confianza a Caparrós, aunque el equipo no fuera capaz de ganar. Pero llegó un punto en que se debían tomar decisiones y el gran culpable era el técnico, porque cuando se pierde el técnico es el gran culpable, ¿no?.

Y Serra Ferrer decidió que el sustituto debía ser Gregorio Manzano. En sus dos anteriores etapas consiguió ganar una Copa y “clasificar” al equipo para la Europa League. En ésta, en cambio, el objetivo era bien distinto, pero de todas formas también debía conseguir un milagro. La responsabilidad era mayor en esta ocasión

Pero Manzano no solo tenía la misión de salvar al equipo, sino de ejercer la función de psicólogo. Tenía que amortizar los fichajes que llegaron y animar a esos jugadores que, poco a poco, habían ido decayendo. El club incorporó en el inicio de liga a Javi Márquez, entre otros. El ex del Espanyol llegaba con la función de dar orden al equipo. Los planes de Caparrós y Serra Ferrer eran colocar a Pina junto a éste para hacer el trabajo sucio, pero al final Pina ha sido quien se ha encargado de las dos cosas. Un jugador con muchísima clase, pero que no ha estado al nivel que se esperaba. 
Pedro Bigas (23) destaca por su polivalencia

Otro que ha tardado en despertar es Geromel, un central de muchas garantías, ya que posee una gran capacidad de intuición, va bien de cabeza y es muy flexible, pero que ha estado empanado durante gran parte de la temporada. También podría haber dado más de lo que ha dado. Pero las sensaciones, en cuanto a incorporaciones, son, sin duda, Giovani Dos Santos y Alan Hutton. Lo de Gio ya se esperaba, pero lo de Hutton no. El lateral escocés ha dado otra alternativa al equipo, sube muchísimo la banda y defiende muy bien, aunque sea limitado técnicamente.

Las decepciones más o menos eran esperadas. Anderson Conceiçao no ha rendido, ha estado desaparecido y Arizmendi horrible. Puede que tanto Caparrós como Manzano lo hayan incluido pensando en lo que le costó al club, pero lo que ha aportado es casi nada. Mientras que Fontàs y Luna no han contado para ninguno de los dos, aunque Luna siempre ha rendido cuando ha jugado.

Tomás Pina (25), la gran sensación del equipo
En lo que se refiere a los que estaban, Hemed ha sido el mejor junto con Pina y Bigas. El israelí ha mejorado sus registros goleadores  y se ha convertido en la principal referencia ofensiva. Su remate y su calidad técnica han sido los grandes culpables. Pina es la gran sensación de la temporada. El de Ciudad Real se ha marcado un temporadón impresionante y ha sido el alma del equipo, es incombustible. Mientras que el último, Bigas ha estado en casi todos los partidos en los que el Mallorca ha ganado. Lateral en sus inicios, año tras año, está demostrando su gran polivalencia, en todas las posiciones que se le han asignado ha cumplido, últimamente de central.

El Mallorca ahora se encomienda a un milagro para conseguir la permanencia. Sus próximos rivales no se juegan nada, ni Atlético ni Valladolid, pero sobre todo el primero, es el rival que puede certificar el descenso de los bermellones. Deberían conseguir los tres puntos en ambos partidos y no dependen de sí mismos, aunque si lo hacen muy probablemente se salven, ya que a Zaragoza, Dépor y Osasuna también les esperan dos partidos complicados.

Sin embargo, después de la victoria frente al Betis el pasado lunes (1-0), el equipo está confiado de conseguir el objetivo, y la afición también. Difícil, pero no imposible.

Artículo por @XescRipoll

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